Las siguientes fotografías muestran el resultado de un aborto en el segundo mes de embarazo, realizados por los métodos más comunes y corrientes, el del curetaje y el de aspiración uterina. En Brasil y en los países de América Latina se utiliza generalmente el curetaje. A pesar de los diferentes nombres y de las diferentes técnicas, ambos consisten esencialmente en el mismo procedimiento. La foto de abajo no es un caso fuera de lo común, es uno de los cincuenta millones de niños que son muertos todos los años en todo el mundo, en el segundo mes de vida, generalmente no por motivos médicos sino por motivos personales de los padres, por el método más tradicional de aborto que existe.

Para realizar un curetaje, el médico, después de dilatar la entrada del útero de la paciente, introduce dentro de ella una guadaña en forma de una pequeña cuchara que se encuentra situada al final de un cabo muy largo, que es llamado de cureta. Debido a su forma especial, de una cuchara, un médico hábil puede ir cortando pedazos del bebé y retirarlos uno a uno, desde dentro del útero. Además del bebé, debe ser también cortada y retirada la placenta. La paciente permanece lúcida, ya que es anestesiada apenas localmente, pero permanece en una posición donde no puede ver lo que se está haciendo. El médico percibe claramente lo que está haciendo, no sólo porque ve lo que está retirando, ya sea la pierna del bebé, o el brazo, o la cabeza, pero también porque, una vez terminado el procedimiento, debe juntar los pedazos del cuerpo del bebé en una mesa aparte para cerciorarse que no dejó ningún pedazo dentro del útero de la madre. En la foto de abajo se distingue claramente, que están bien formados y separados uno de otro, los dos brazos del bebé, las costillas abiertas, una pierna y, encima de la pierna, el cordón umbilical del bebé. Se trata de un bebé de dos meses de gestación, del mismo tamaño que los piecitos de la primera foto que mostramos en esta secuencia, que está entre las manos de un obstetra. El material de apariencia informe y difícil de ser identificado, que se encuentra en el fondo de la fotografía, no es parte del bebé sino restos de la placenta.

Bebé abortado a las ocho semanas de embarazo

En esta foto no se ve la cabeza del bebé, porque ella en realidad es el resultado de un aborto por succión. Es un procedimiento idéntico al curetaje, pero en vez de que el médico introduzca una cureta y descuartice manualmente al bebé, introduce una cánula de vidrio con extremidades internas cortantes. La cánula está ligada a un aparato de succión, y cuando la aspiradora se enciende, el bebé es succionado por el aparato y va siendo descuartizado por éste, a medida que sus partes van penetrando el mismo. Como la cabeza es muy grande para ser aspirada por el mecanismo, al terminar el procedimiento, debe ser triturada manualmente por el médico para poder ser aspirada por el aparato de succión. Esta es la razón por la cual la cabeza no se distingue en la foto de arriba. En las fotos de un verdadero curetaje se distingue generalmente la cabeza, así como las demás partes del cuerpo del bebé. La foto siguiente es de un curetaje.

Curetaje en el primer trimestre del embarazo

Tanto en el curetaje como en la succión, el médico debe, después de terminado el aborto, juntar los pedazos del bebé para verificar que ninguna de sus partes haya sido olvidada dentro del útero. El bebé no es parte del cuerpo de la madre, es otra persona con un sistema inmunológico diferente, y por esta razón, cuando el embarazo es interrumpido, se deshace el bloqueo hormonal que impide, durante la gestación, que el cuerpo de la madre rechace el cuerpo del bebé. Cualquier pedazo del bebé que permanezca dentro del útero después que se realiza el aborto crea una reacción inflamatoria inmediata. Si esto sucediera en los primeros días de la gestación, el bebé habría sido destruido rápidamente. En el segundo mes del embarazo, a pesar de ser tan pequeño, el bebé ya es lo suficientemente grande para que sus pedazos no puedan ser rápidamente destruidos por el sistema inmunológico de la madre. Mientras estos pedazos se encuentren dentro del útero, la inflamación aumenta y se agrava. El pus se va acumulando, y como el útero es un órgano intensamente vascularizado durante la gravidez, antes de que consiga destruir los restos fetales, el pus penetra cada vez más en el torrente sanguíneo de la embarazada y pasa a ser distribuido por todo su cuerpo. Lo que debería ser un ataque a un resto fetal pasa a ser un ataque a todo el cuerpo de la paciente. Esto es lo que se llama septicemia y es una de las causas de muerte como consecuencia de un aborto. Ocurre siempre cuando el aborto está mal realizado y algún resto fetal queda dentro del útero. La paciente comienza a tener fiebre, y puede engañarse al tomar un analgésico pensando que se trata de algún otro mal, mientras que la septicemia se esparce. El único remedio para este cuadro es la retirada inmediata del resto fetal que aún esté presente y una pesada dosis de antibióticos. Si la septicemia está avanzada se requerirá una internación inmediata en una unidad de terapia intensiva y en muchos casos el pronóstico puede que no sea favorable.

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